La unión del vítreo con la retina en la región macular, es origen de distintas alteraciones maculares. Estas alteraciones maculares suelen ocurrir en el momento en el que el vítreo se desprende de la retina y lo hace de manera errática en la región macular. Una adhesión persistente del vítreo puede dar lugar a un síndrome de tracción vítreo-macular. Una adhesión más focal en la foveola puede incluso originar un agujero macular mientras que remanentes del vítreo que quedan en la superficie de la mácula una vez éste ya se ha desprendido, pueden ser origen de membranas epirretinianas.
Se forman por la proliferación de tejido glial y células del epitelio pigmentario junto con hialocitos procedentes del vítreo. El resultado es un tejido fibrocelular que crece en la superficie de la mácula. Son más frecuentes en mayores de 50 años y se estima que el 20% de los mayores de 75 años lo tienen. Afecta a ambos ojos en el 10-20% de los casos. Estas membranas pueden engrosar la mácula y también contraerse originando alteraciones en la arquitectura normal de la mácula. En este caso, los pacientes pueden experimentar pérdida de visión y metamorfopsia (ver las líneas rectas onduladas). Los pacientes que no tienen pérdida de visión ni metamorfopsia, no requieren tratamiento y sólo se les hace una vigilancia periódica. Cuando sí hay alteración visual, la membrana epirretiniana se puede eliminar mediante la realización de una vitrectomía y pelado de la membrana logrando así la resolución del problema.
Se produce cuando el vítreo se despega de la retina pero permanece adherido en la zona macular, sobre todo en la fóvea, traccionando de ésta alterando así su anatomía y función. Los síntomas dependen del grado de tracción, siendo nulos en las tracciones leves y existiendo pérdida de visión y metamorfopsia en las tracciones más importantes. La resolución de la tracción es espontánea sin tratamiento en el 50% de los casos. En la otra mitad de los casos, la adhesión suele ser más extensa y a veces asociada a membrana epirretiniana por lo que es necesario realizar una cirugía mediante vitrectomía y pelado de membrana para resolver la patología.
Ocurren en 8 casos por cada 100.000 habitantes y año y son más frecuentes entre la 6ª y 8ª década de la vida. Se producen generalmente por las mismas tracciones durante el desprendimiento de vítreo posterior. Los agujeros maculares se clasifican en estadíos que van del 1 al 4 en función de su severidad y de los hallazgos en la OCT. Los síntomas son también la pérdida de visión y la metamorfopsia. El tratamiento es quirúrgico y está generalmente indicado para el estadío 2 en adelante. Se realiza una vitrectomía con posterior inyección de gas que actúa como tamponador. El éxito de esta intervención es alto, en más del 90% de los casos se consigue cerrar el agujero macular y mejorar la visión.
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