Consiste en un retraso en la apertura del conducto nasolagrimal, que es el conducto que drena la lágrima en la nariz. Son niños que desde las primeras semanas de vida tienen lagrimeo y tendencia a padecer conjuntivitis de repetición.
La obstrucción congénita del conducto lagrimal es un retraso en la apertura del conducto que va desde el ojo hacia la nariz o conducto lagrimal. Ocurre en hasta un 6% de lactantes. La obstrucción se sitúa en la mayor parte de los casos en la zona más cercana a la nariz, pues es la última porción en canalizarse.
Los padres cuentan que uno o los dos ojos del niño aparecen húmedos, y que la lágrima rebosa y corre por la cara. Esta obstrucción del conducto lagrimal congénita favorece el estancamiento de la lágrima y la aparición de secreciones mucosas o amarillo verdosas en el ojo. Los párpados y las pestañas pueden estar cubiertos de secreciones secas y la piel que rodea al ojo puede aparecer enrojecida e irritada.
Los síntomas de la obstrucción congénita del conducto lagrimal se suelen hacer evidentes durante las dos o tres primeras semanas de vida, cuando la producción de lágrima aumenta. Hasta entonces, como el recién nacido produce muy poca lágrima, no son evidentes los síntomas de la obstrucción congénita del conducto lagrimal.
Como sabemos que la obstrucción congénita del conducto nasolagrimal se resuelve con frecuencia espontáneamente antes de los 8-10 meses de vida, hasta ese momento se suele recomendar tratamiento conservador: limpieza de las secreciones con suero fisiológico y masaje del saco lagrimal para intentar favorecer la apertura del conducto lagrimal.
Si la obstrucción congénita del conducto lagrimal no se ha resuelto cuando el niño ha cumplido los 10 meses de edad, se suele recomendar un sondaje del conducto lagrimal, que se intenta realizar antes de que cumpla los 12 meses de edad.
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Cita PreviaEl lagrimeo o epífora acompañado de secreción mucosa o amarillo verdosa en un recién nacido exige la realización de un diagnóstico diferencial que suele hacerse sin dificultad por parte del médico de familia o el pediatra del niño.
Existe una patología grave que causa también lagrimeo en el recién nacido o lactante. Es el caso del glaucoma congénito. El diagnóstico diferencial no suele plantear problemas al médico pues el glaucoma congénito asocia también fotofobia, córnea turbia y buftalmos (ojo agrandado).
Aproximadamente en el 90% de los casos, la obstrucción congénita del conducto lagrimal se resuelve sola antes del primer año de vida. Habrá que tener en cuenta este hecho a la hora de tomar decisiones sobre el tratamiento.
Como sabemos que la obstrucción congénita del conducto nasolagrimal se resuelve con frecuencia espontáneamente antes de los 8-10 meses de vida, hasta ese momento se suele recomendar tratamiento conservador: limpieza de las secreciones con suero fisiológico y masaje del saco lagrimal para intentar favorecer la apertura del conducto lagrimal.
Si la obstrucción congénita del conducto lagrimal no se ha resuelto cuando el niño ha cumplido los 10 meses de edad, se suele recomendar un sondaje del conducto lagrimal, que se intenta realizar antes de que cumpla los 12 meses de edad.
El masaje del conducto lagrimal es un procedimiento que puede realizarse en casa y favorece la apertura del conducto lagrimal.
El cuidador, tras una adecuada higiene de manos, coloca el dedo índice sobre el lateral de la nariz a nivel del ángulo interno del ojo del niño y, apoyándose en el hueso, ejerce una presión hacia abajo, hacia la nariz.
Masaje del saco lagrimal en 4 pasos:
Este masaje va a tener dos funciones: por un lado, la presión sobre el saco lagrimal va a conseguir que salga el material mucoso retenido a través del punto lagrimal, algo que ayuda a prevenir infecciones y, por otro lado, la presión hidrostática ejercida sobre el saco lagrimal con movimiento hacia abajo, va a favorecer la apertura del conducto a nivel de la nariz.
Si el conducto lagrimal no se ha abierto a los 10 meses de edad, las probabilidades de que se abra espontáneamente son mucho menores. Es en ese momento cuando se suele indicar el sondaje del conducto lagrimal y se intenta realizar éste antes de que el niño cumpla 1 año.
El sondaje del conducto lagrimal se realiza en quirófano de cirugía ambulante bajo una breve anestesia inhalatoria.
Se introduce delicadamente una sonda lagrimal (que parece como un alambre recto) a través del punto lagrimal inferior y se llega hasta la nariz para romper la obstrucción del conducto lagrimal a ese nivel. Es un procedimiento rápido, que no lleva más de 5 minutos por ojo.
A veces se deja un tubo muy fino durante unas 6 semanas para aumentar el éxito del procedimiento en casos con factores de riesgo de fracaso del sondaje.
El sondaje del conducto lagrimal es un procedimiento exitoso en la mayoría de los casos, pudiéndose repetir en el caso de que la obstrucción no se haya solucionado.
Puede dejarse un tubo muy fino durante unas 6 semanas para aumentar el éxito del procedimiento en casos con factores de riesgo de fracaso del sondaje.
En el caso infrecuente de que el sondaje repetido del conducto lagrimal (ayudado por la introducción de tubos guía) no funcione, se precisará de una intervención quirúrgica para crear una comunicación entre el conducto lagrimal y la nariz. Esta cirugía se llama dacriocistorrinostomía o DCR.
Las consecuencias visuales de la obstrucción congénita del conducto lagrimal no son graves. La consecuencia primaria es la molestia e irritación causada al bebé por el proceso continuado. Es extraordinariamente raro que la obstrucción congénita del conducto lagrimal evolucione a una infección verdadera del saco lagrimal (dacriocistitis o celulitis preseptal) que precise tratamiento con antibióticos a nivel general.
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