Es un procedimiento quirúrgico empleado para eliminar uno o más defectos refractivos. Este tipo de cirugía engloba distintas técnicas quirúrgicas que tienen como objetivo común que el paciente consiga ver bien sin necesidad de depender de las gafas.
Dentro de las técnicas empleadas en este tipo de cirugía, hay técnicas que se realizan con láser y técnicas en las que se implantan lentes intraoculares.
Las técnicas con láser actúan en la córnea. Se realiza un tallado de la córnea del paciente que modifica la curvatura de la misma para así compensar o corregir el defecto refractivo (miopía, hipermetropía o astigmatismo). Se realizan habitualmente en pacientes jóvenes.
Hay 3 tipos de técnicas con láser:
No. La clave está en elegir la técnica más adecuada para cada caso concreto.
Elegir una técnica u otra depende de multitud de factores pero los fundamentales son: el tipo y cuantía de defecto refractivo, el grosor de la córnea, la curvatura y patrón de simetría de la córnea y la calidad de la lágrima entre otros. Por eso, es fundamental realizar un estudio preoperatorio muy completo y con la última tecnología para poder determinar con precisión la técnica a realizar en cada paciente.
La tecnología ha avanzado mucho y los láseres excímer actuales son más precisos y seguros que los de hace unos años. Los láseres de última generación como el que tenemos en Fernández Casas Oftalmólogos tallan la córnea consiguiendo zonas de tratamiento amplias y centradas que redundan en una mejor calidad visual. La misma diferencia que existe entre un coche actual y uno de hace años, existe entre un láser actual y uno de hace años.
Se emplea siempre anestesia tópica, esto es anestesia únicamente con gotas. En algunas ocasiones, si el paciente es nervioso, se puede administrar alguna medicación con efecto relajante.
Los colirios anestésicos que se instilan, eliminan la sensación de dolor. El paciente sí puede notar en algunos casos sensación de presión o a veces sensación de escozor que es similar a cuando entra champú en los ojos.
Depende de la técnica quirúrgica pero en general oscila entre 5-10 minutos por cada ojo.
Es conveniente que tras la cirugía el paciente permanezca descansando unos 30 minutos con los ojos cerrados. Transcurrido ese tiempo, el paciente es revisado y ya se puede ir a casa.
Con las técnicas LASIK y SMILE, el postoperatorio no es doloroso y únicamente existe sensación de arenilla en los ojos durante medio día. Con la técnica PRK, el postoperatorio sí que es más molesto, existiendo síntomas durante unos 2 días.
Depende de la técnica practicada y del error refractivo corregido. En general, el LASIK es la técnica más rápida en recuperar la visión, siendo frecuente que los pacientes puedan ver el 100% al día siguiente de la cirugía.
Este tipo de lente son las que se implantan en pacientes jóvenes que no tienen presbicia. En estos casos se implanta la lente sin actuar sobre el cristalino del paciente. Al ser un paciente joven, el cristalino, es una estructura que aún funciona y enfoca perfectamente por lo que no se toca. Este tipo de lentes se llaman lentes fáquicas.
Generalmente se implantan en aquellos pacientes que no son buenos candidatos a la cirugía con láser en la córnea. No son buenos candidatos para el láser bien por tener más dioptrías de las que el láser puede corregir con seguridad o bien porque sus córneas presentan algún rasgo o característica que no aconseja su tratamiento (por ejemplo: ser demasiado finas).
Las lentes fáquicas consiguen dar la misma visión que el láser. De hecho, la calidad visual que se consigue con una lente fáquica es igual o mejor que la que puede dar la cirugía con láser.
Con este tipo de lentes se pueden corregir miopía, hipermetropía y astigmatismo.
Hay una serie de criterios anatómicos que se deben cumplir para que el implante de una lente fáquica sea seguro. Algunos ojos no cumplen estos criterios y en esos casos no se debe realizar la cirugía. Es por ello muy importante realizar un estudio muy detallado de la anatomía ocular para decidir con precisión qué pacientes pueden operarse y qué tipo de lente fáquica es la más adecuada en cada caso.
Dentro de este tipo de lentes, hay dos tipos fundamentales de lentes fáquicas. Las lentes de anclaje iridiano que se colocan por delante del iris y enganchadas al mismo como las lentes Artiflex y las lentes epicristalinianas que se colocan entre el iris y cristalino como las lentes ICL. En función de los resultados de los estudios realizados, se decide cuál es la lente más adecuada en cada caso concreto.
En este tipo de intervención, se realiza una anestesia local aunque en este caso como son cirugías un poco más largas que la cirugía con láser, se hace una sedación ligera en todos los pacientes. De este modo, el paciente está relajado y cómodo y no nota nada durante la cirugía.
Dependiendo del caso y del tipo de lente fáquica a implantar la intervención suele oscilar entre 10-20 minutos.
Después de la intervención, la recuperación es muy rápida. La mayor parte de los pacientes, consiguen una visión excelente al día siguiente, incluso del 100%.
El postoperatorio no es molesto habitualmente. Únicamente el día de la cirugía se puede tener alguna molestia ligera como sensación de arenilla o lagrimeo.
Las lentes pseudofáquicas son las que se implantan en pacientes mayores de 50-55 años. Estos pacientes además de poder tener miopía, hipermetropía o astigmatismo, tienen también presbicia porque debido a la edad, sus cristalinos ya no consiguen enfocar correctamente. Por ello en estos casos, dado que el cristalino ya está fracasando en su función, se realiza una cirugía en la cual se elimina el cristalino y se sustituye por una lente intraocular que compense los defectos refractivos que tenga el paciente.
Se trata exactamente el mismo procedimiento y la cirugía se hace igual. La única diferencia es que en el caso del cristalino transparente, como su nombre indica, el cristalino no está opaco es así más blando y se puede eliminar incluso con más facilidad.
Por tanto, la anestesia, los riesgos y la recuperación visual son iguales a la cirugía de la catarata.
Esto no puede ocurrir. La catarata es el cristalino que ha perdido transparencia. En este caso, al eliminar el cristalino, ya no puede aparecer una catarata. Por eso, con este tipo de cirugía, se corrigen las dioptrías del paciente y además el paciente ya no tendrá catarata en el futuro porque no se puede opacificar algo que ya no existe.
También, es poco probable que pueda cambiar la graduación una vez operado. Los cambios de graduación que todo el mundo experimenta a partir de los 45 años se deben al envejecimiento del cristalino y pérdida de enfoque del mismo. Por ello, cuando se hace una cirugía para eliminar el cristalino, es poco esperable que el paciente tenga cambios de graduación significativos en los años venideros.
Pueden ser lentes monofocales, lentes con profundidad de foco extendido o lentes trifocales. Todas ellas a su vez puede ser tóricas si existe astigmatismo.
No existe una única técnica que sea la mejor en todos los casos. Lo más importante en esta especialidad es hacer un estudio completo e individualizado para que el cirujano experto decida cuál es la mejor técnica para cada paciente. Para ello es necesario contar con toda la tecnología necesaria para hacer este estudio y que el cirujano domine las distintas técnicas que existen para que pueda aplicar la más adecuada.
Fundamentalmente depende de 3 factores:
Por eso, es fundamental estudiar con la mejor tecnología disponible la córnea (tanto su curvatura como su grosor), las dimensiones del segmento anterior del ojo y realizar un análisis detallado de la retina.
Con las técnicas LASIK y SMILE, el postoperatorio no es doloroso y únicamente existe sensación de arenilla en los ojos durante medio día. Con la técnica PRK, el postoperatorio sí que es más molesto, existiendo síntomas durante unos 2 días.
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