Llamamos Catarata a cuando el cristalino, que es la lente interna que tiene el ojo, pierde transparencia no permitiendo que se forme una imagen limpia y nítida en la retina.
Es la principal causa de ceguera irreversible a nivel mundial. Se calcula que afecta a 65.5 millones de personas en todo el mundo, casi 3 de cada 100 personas mayores de 40 años.
Es una enfermedad progresiva del nervio óptico cuyo principal factor de riesgo, aunque no el único, es la presión intraocular. El nervio óptico es el encargado de recoger la información visual y llevarla al cerebro. La presión intraocular elevada de forma mantenida provoca este daño irreversible que se traduce en una pérdida de campo visual desde la periferia hacia el centro, siendo asintomática dicha pérdida hasta que la enfermedad está en su estadio final y sin posibilidad de recuperación.
Los defectos refractivos son alteraciones oculares en las cuales la imagen no se enfoca de forma nítida en la retina. Son muy frecuentes en la población general y no se consideran enfermedades.
Estos defectos se originan cuando la córnea y el cristalino no consiguen enfocar una imagen nítida en la retina.
Es un procedimiento quirúrgico empleado para eliminar uno o más defectos refractivos. Este tipo de cirugía engloba distintas técnicas quirúrgicas que tienen como objetivo común que el paciente consiga ver bien sin necesidad de depender de las gafas.
Dentro de las técnicas empleadas en este tipo de cirugía, hay técnicas que se realizan con láser y técnicas en las que se implantan lentes intraoculares.
Es una estructura transparente que se sitúa por delante del iris y la pupila. Su parte más externa está en contacto con la lágrima. Tiene un grosor medio de 535 micras y está compuesta por 3 capas principales: epitelio, estroma y endotelio. Su función es óptica, es decir, ayuda a que los rayos de luz que la atraviesan converjan y se enfoquen en la retina, y para ello, es fundamental que mantenga su transparencia durante toda la vida.
La visión se desarrolla durante los primeros años de la vida. El estímulo visual recibido en los primeros meses y años, sirve para desarrollar los centros visuales cerebrales. Si un niño no recibe un estímulo visual adecuado, el cerebro encargado de la visión no se desarrolla a pesar de una apariencia normal de la estructura ocular.
En condiciones normales, los ojos están alineados correctamente y la imagen llega a la parte más especializada de la retina (fóvea) en los dos ojos a la vez. Esta estimulación retiniana en estéreo consigue que las neuronas correspondientes que llevan la información al cerebro también se estimulen a la vez y formen una imagen en profundidad o en tres dimensiones. Para conseguir esta fusión binocular los ojos deben estar alineados correctamente y tener una buena visión.
En adultos, principal síntoma sería la visión doble.
En niños, la principal consecuencia sería un ojo vago.
La retina es la capa más interna y posterior del globo ocular y está formada por distintos tipos de neuronas. Los rayos de luz que entran en el ojo, atraviesan la córnea y el cristalino para enfocarse nítidamente en la retina. En la retina se producen una serie de reacciones químicas que transforman estos estímulos luminosos en impulsos eléctricos. Estas señales eléctricas producidas por la retina son posteriormente conducidas al cerebro a través del nervio óptico.
El vítreo es una gelatina transparente que ocupa casi todo el interior del ojo. Está compuesto fundamentalmente por agua, fibras de colágeno y ácido hialurónico. Su importancia radica en que está en contacto con la retina 360º. Por eso, el vítreo es el responsable de gran parte de la patología retiniana.
La oculoplástica es la rama de la oftalmología que se encarga del tratamiento de las alteraciones de los párpados, la órbita (cavidad ósea en la que se aloja el globo ocular) y la vía lagrimal.